El filme dirigido por Mario Crespo se rodará durante 7
semanas junto a la comunidad Warao en el Delta del Orinoco
La realidad de una joven Warao que se enfrenta a las
inquebrantables convenciones ancestrales de la cultura indígena, será plasmada
en la gran pantalla venezolana en el 2014. Nahiwaká, lo que lleva el río es el
nombre del largometraje dirigido por el cineasta Mario Crespo, quien arrancó el
rodaje de la cinta el 01 de abril en diferentes localidades de Caracas, para
luego adentrarse por 7 semanas más en el Delta del Orinoco.
El filme narra la vida de Dauna, una mujer que desde pequeña
muestra la necesidad de adquirir conocimientos sobre sus raíces, y que a la vez
entiende que la cultura debe mutar e interactuar a través del tiempo. Se da
cuenta, en efecto, que muchas tradiciones y roles implantados dentro de la
comunidad Warao, no son adaptables a la mujer contemporánea.
“Nahiwaká es una historia de amor, en donde se narra la
capacidad de crecimiento de una joven que tiene que superar varios obstáculos:
ser indígena, tener la piel morena y ser mujer en una sociedad de costumbres
muy arraigadas”, comentó el director del filme que se grabará en Tucupita y
varias comunidades del Bajo Delta del Orinoco.
Los encargados de interpretar los roles protagónicos en el
largometraje, son Yordana Medrano, como Dauna, y Eddie Gómez, quien ejerce el
rol de Tarsicio, su esposo y enamorado desde la infancia. También destaca la
participación del actor Diego Armando Salazar, quien interpreta a Julio, uno de
los sacerdotes capuchinos que llegan a la comunidad Warao a mediados del siglo
XX, con la idea de catequizar y sembrar las misiones religiosas en las zonas
indígenas.
“Dauna es una mujer que entiende que la cultura debe
expandirse. Ella sabe que el idioma, los pensamientos, la palabra, la forma de
enseñar, de aprender a leer y a escribir evolucionan constantemente”, indicó
Yordana Medrano sobre su personaje, situación que confiesa ha cambiado
positivamente en la mayoría de las comunidades indígenas de la región, donde
ahora existe mayor equilibrio intercultural.
Además de este conflicto, en el filme también se presenta un
dilema sentimental. “El marido de Dauna no puede entender que se ha casado con
una mujer que investiga, escribe y se le olvida atender el conuco, atender el
fuego del hogar. Para Tarsicio esto es una vergüenza”, explicó Crespo.
El filme contará con la dirección de fotografía del joven
realizador Gerard Uzcátegui, quien ha trabajado en largometrajes como
Libertador (2013), Samuel (2011) y el cortometraje de su autoría La noche
anuncia la aurora (2012), entre otros. Asimismo, la producción ejecutiva está a
cargo del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), junto a la
Asociación Civil Yakarí y Alfafería Cinematográfica.
Trabajo en la comunidad
El primer contacto entre la comunidad Warao y Mario Crespo
ocurrió en el 2000, año en que la Asociación Civil Yakarí implementó un Sistema
de Transferencia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación a
través del Audiovisual, que se instaló en sectores desfavorecidos de la
población indígena. Esta iniciativa fue galardonada posteriormente con el
premio Gran Mariscal de Ayacucho, un premio de la Fundación Polar y numerosos
aportes de instituciones públicas y privadas del país.
“Desde que nosotros llegamos al Delta del Orinoco y vimos la
inmensidad de la naturaleza, pensamos que ese tenía que ser el paisaje. De
hecho hay planos donde vamos a demostrar la pequeñez del hombre sobre la
tierra”, señaló Crespo.
Incluso parte de la comunidad Warao, la segunda etnia
indígena más grande de Venezuela después de los Wayú, participó y validó la
construcción de los personajes del filme. “Creo que la interculturalidad no es
para determinar el arraigo o el desarraigo de la cultura, sino más bien sirve
de aporte a la organización de los pueblos, de la enseñanza en las escuelas y
del trabajo que se hace en las comunidades”, dijo Medrano, quien es nativa de
la comunidad de Aragaimujo.
Además, el equipo del filme fue asesorado desde el punto de
vista etnológico por Cecilia Ayala y Werner Wilbert, autores del libro sobre
los wuaraos “Hijos de la luna” (Fundación La Salle de Ciencias Naturales 2001),
investigación que sirvió para elaborar argumentos fieles a la historia y
costumbres de la comunidad.